27.1.07

Alta Tecnología, Encadenamientos Productivos y Propiedad Intelectual

Gian Carlo Delgado Ramos

Encuentro Internacional sobre la Propiedad Intelectual desde la Perspectiva del ALBA.
Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual.
Gobierno de Venezuela.
Caracas, 4 de noviembre de 2006.
www.sapi.gov.ve/web/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=41






Prólogo

A finales del siglo XIX fueron observables tres mitos ideológicos del desarrollo científico-tecnológico que, con sus particularidades, siguen siendo estimulados hoy en día: 1) que el aumento de grandes corporaciones empresariales es un proceso inevitable; 2) que la nueva “economía corporativa” proveía oportunidades para el ejercicio de la experiencia y habilidad intelectual que fue atractiva para una emergente clase media de profesionales educados; y 3) que el crecimiento evolutivo de las corporaciones y la aparición de expertos a cargo de este sistema se vería reflejado en el beneficio del público general, los ‘consumidores’.
Fue un periodo en el que era patente una intensificación en las relaciones entre los laboratorios de las grandes corporaciones y las más destacadas escuelas técnicas como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), el California Institute of Technology (CalTech) o Harvard. Los datos del mencionado proceso de corporativización de la CyT en EUA son contundentes, de cuatro laboratorios de investigación industriales (privados) en 1890, se pasó a mil en el año de 1930.
Sin embargo, de frente a la crisis de fines de la década de 1920, la vitalidad de tal prosperidad que acarreaba consigo el avance científico-tecnológico se vio frenada. A pesar de que se siguió promoviendo la idea de que la depresión podía sobrellevarse a través de un continuo y creciente financiamiento de la investigación básica en las universidades y el sector empresarial, el papel de éste último como financiador no era suficiente.
La opción entonces fue el financiamiento federal, un escenario en el que, conocidos personajes en la historiografía estadounidense como Vannevar Bush, James Conant y Ernest Lawrence, entre otros, aprovecharon la coyuntura de la crisis para construir su propia idea de una alianza entre la profesión y el Estado que, según ellos, debía evitar las difíciles cuestiones económicas y políticas de la década y enfatizar en cambio la utilidad de la CyT militar.
La crisis que comenzara en 1929 y poco después, la guerra, fueron por tanto elementos claves para consolidar, entorno al Proyecto Manhatan, una alianza institucional que incluía la elite de empresarios, de profesionales, militares y políticos con el supuesto objeto de resolver todos los problemas relacionados a la seguridad nacional, el progreso económico y la estabilidad social. Todo en un panorama en el que, según McGrath, la gente que creó la “ciencia corporativa” y la “ciencia de Estado”,
…pretendió alcanzar un compromiso ideológico entre los valores de los de su profesión, los valores de las instituciones gobernantes estadounidenses y, los valores políticos y culturales del público tal y como ellos los entendían. […Si bien] las elites científicas fueron las que crearon el sistema de relaciones entre la ciencia, el Estado, las universidades y el sector corporativo. Ellos ciertamente no controlaban ese sistema, pero sí crearon las ideas que fungieron como ligamentos para mantener juntas a las partes.

En 1956, el sociólogo Charles W. Mills ya describía detalladamente tal sistema asociativo tripartita de la elite norteamericana. El autor escribía:
...el máximo poder nacional reside ahora en los dominios económico, político y militar. Las demás instituciones parecen estar al margen de la historia moderna y, en ocasiones, debidamente subordinadas...Dentro de cada uno de los tres, la unidad institucional se ha ampliado, se ha hecho administrativa y, en cuanto al poder de sus decisiones, se ha centralizado...En cada una de esas zonas institucionales, han aumentado enormemente los medios de poder a disposición de los individuos que toman las decisiones; sus poderes ejecutivos centrales han sido reforzados...En el pináculo de cada uno de los tres dominios ampliados y centralizados se han formado esos círculos superiores que constituyen las elites económica, política y militar -los señores de la guerra, los altos jefes de las empresas, y el directorio político.

La tendencia estadounidense es igualmente aplicable para el caso británico. Según Rose y Rose, en la guerra de 1914-1918,
….por primera vez las debilidades tecnológicas del imperio británico fueron expuestas de manera dramática al punto que fue necesario que el gobierno interviniese directamente en la administración de la ciencia, que se estableciera el departamento de investigación científica e industrial y que surgieran las primeras asociaciones de empresa privada/estatal de investigación cooperativa.

Pero, después de la Segunda Guerra Mundial, a diferencia de EUA, particularmente Europa continental estaba devastada, sus centros de investigación desmantelados o destruidos y, muchos de sus científicos habían emigrado. Reino Unido tampoco estaba en condiciones similares de competir frente a un EUA que se consolidaba como hegemón. El camino de Europa fue, en cambio, la implementación progresiva de un modelo en esencia muy similar al estadounidense pero con importantes diferencias puesto que se adoptó la estrategia de establecer laboratorios federales y un servicio científico civil y se dejó el desarrollo de la CyT militar sin una estructura organizativa central (al parecer cuando menos hasta recientemente cuando se constituyó la European Defense Agency).


Texto completo disponible en: www.sapi.gov.ve/web/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=41


Para escuchar el programa de radio de Delgado sobre "La competencia intercapitalista en alta tecnología", véase:
http://www.iiec.unam.mx/enlace_a_programas_de_radio/200609S1.mp3

24.1.07

Sociología política y geoeconomía de la nanotecnología: el caso de Europa.


Gian Carlo Delgado Ramos
Realidad Económica. No. 224. Buenos Aires, Argentina.
16 de noviembre al 31 de diciembre de 2006.
Instituto Argentino para el Desarrollo Económico.


En el número 220 de Realidad Económica, se construía la historia sociopolítica y geoeconómica de la nanotecnología como una respuesta al vacío de ese tipo de reflexiones en la literatura actual. En ese momento se indagó el rol de los principales actores involucrados, los intereses existentes y los vínculos creados, entre otros factores, para el caso de Estados Unidos, el principal actor mundial en la investigación y desarrollo de la nanotecnología. En esta segunda entrega, se analizan tales aspectos para el caso europeo dado que esa región se perfila como la segunda fuerza en investigación y desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología con alrededor de una tercera parte de la investigación mundial. El ejercicio deja ver algunas particularidades del caso que nos ocupa no sólo en el nivel europeo en general, sino también en la dimensión de los principales actores nacionales más potentes: Alemania, Francia y el Reino Unido.

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La Unión Europea (UE) como tal, viene financiando la nanociencia y la nanotecnología desde principios de la década de 1990 bajo la sombrilla de los Framework Programmes (FP) de la Comisión Europea y, cuya principal modalidad de financiamiento se sustenta en proyectos de costo compartido (sobre todo en sectores emergentes) que involucran tanto socios académicos como industriales de por lo menos dos Estados miembros de la Unión.
La política en la materia es concretamente ejecutada, en lo general, desde la Dirección General de Investigación (RTD, por sus siglas en Inglés), y en lo particular, desde la Unidad de Nanociencias y Nanotecnología de la (sub) Dirección en Tecnologías Industriales de la RTD. Se trata de una estructura operativa que ha ido evolucionando y consolidándose con los años pues figuraba de modo disperso en el contexto del FP4 cuando, a saber, se financiaban las primeras actividades en nanotecnología.
Bajo el mando de Edith Cresson (1995-1999), la RTD -entonces Dirección General XII en Ciencia, Investigación y Desarrollo- financió unos 80 proyectos que involucraban actividades en investigación y desarrollo nanotecnológicas por un monto de alrededor de 30 millones de euros (no financiaba puntualmente actividades nanotecnológicas sino algunas que la “involucraban”). En el FP5 (1998/9-2002), ya bajo el cargo de Philippe Busquin como comisario de la RTD, el financiamiento a la nanotecnología siguió disperso aunque sus dimensiones se incrementaron sustancialmente. Según la Comisión , durante ese periodo, el financiamiento anual en nanotecnología ascendió a 45 millones de euros anuales para diversos proyectos de investigación que “caían virtualmente en todos los programas” temáticos, incluyendo el del EURATOM (programa de financiamiento y promoción de la investigación en energía atómica). Otros programas que destacaban eran: el ‘Cell Factory’ que involucraba investigaciones en nanobiotecnología, el ‘Nanotechnology Information Devices’ para el desarrollo de nanoelectrónicos, o el esquema genérico sobre ‘Materiales y sus Tecnologías para la Producción y Transformación’ que aún fomenta el desarrollo de nuevos materiales de aplicación industrial.

A finales del FP5 y de cara a la recién aprobada NNI de EUA (2001), finalmente se puede hablar de una consolidación de la estructura y del grupo de trabajo desde los que se impulsaría formalmente el programa europeo de nanotecnología.
Como se indicó, la nueva Unidad en Nanociencias y Nanotecnología a cargo de Renzo Tomellini, sería colocada como componente de la Dirección de Tecnologías Industriales del RTD (a su vez, al mando de Ezio Andreta); una decisión que no debe pasar desapercibida pues se trata de un factor importante que devela, entre otros aspectos, dos cuestiones de fondo. Por un lado que la nanotecnología no era un asunto que tenía la fortaleza política suficiente hacia dentro de la Comisión como para que tuviera su propia (sub)Dirección (algo que sí sucedía en el caso de la biotecnología por medio de la Dirección E en Biotecnología, Agricultura y Alimentos). Y, por el otro lado, que la nanociencia y nanotecnología serían estimuladas bajo el principio de su industrialización y por tanto del de su comercialización y socialización por medio de instrumentos de mercado. De ahí que Tomellini aclarase al principio de su gestión de la mencionada Unidad que,
…el rol de la Comisión no es el de promover la nanotecnología per se […] nuestra responsabilidad es […] la de mejorar la competitividad industrial…[por ello] cada proyecto seleccionado por la Comisión […] integrará la investigación con todo lo que rodea a la investigación y que permite que una futura tecnología sea desarrollada e introducida al mercado y la sociedad.


Para consultar el texto completo, véase:
http://www.iade.org.ar/

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ANEXO

El mapa de abajo muestra algunas de las principales infraestructuras fundamentales en y para el desarrollo de la nanotecnología en Europa que son descritas en el texto.





14.1.07

China in der Hochtechnologic-Konkurrenz

Gian Carlo Delgado-Ramos

Das Argument. 268/2006: 52-60.


Chinas atemberaubende nacholende Industrialisierung erfolgt mit ungeheurer Geschwindigkeit: von einer agrarisch geprägten Ökonomie vollzieht sich ein 'Sprung' in die fordistische Massenproduction und sogleich in die hochtechnologische Produktionsweise - ein Prozess, der in anderen Ländern Generationen brauchte. Er wird vorangetrieben durch enge Kooperationen von Staat, Militär, (ehemals) staatlichen GroBunternehmen und Universitäten oder Forschungsinstituten. Den führenden kapitalistischen Metropolen erwächst ein ernst zu nehmender Konkurrent. Allerdins heiBt dies nicht, dass China - zumindest in absehbarer Zeit- die USA als technologische Hegemonialmacht ablöst, sich aber durchaus als bedeutender Akteur auf der Weltbühne etablieren wird.

http://www.argument.de/

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