30.5.10

Recursos naturales, seguridad y los ‘lily pods’ del Pentágono: el caso de América Latina


Gian Carlo Delgado Ramos
Memoria. no. 242.
México, mayo de 2010. pp. 4-11.
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El presente texto analiza el carácter estratégico, crítico y esencial de los recursos naturales en el sistema capitalista de producción a partir de una lectura de la creciente dependencia de materiales y energía de EUA. Discute el concepto de seguridad nacional y el de geopolítica o securitización de los recursos, su inserción en el diseño de la política estadounidense y su extensión en una América Latina que se perfila cada vez más como reserva estratégica. Para ello se revisa brevemente lo que se ha calificado como la “nueva arquitectura militar” de EUA en relación a los recursos naturales y la cuestión ambiental. Se concluye con una crítica a la securitización de los recursos y se propone como alternativa el concepto de “seguridad ecológica”.

Véase Memoria No. 242.

26.5.10

Subyace riqueza en innovación científica desde la academia


Nidya Egremi
Revista Fortuna No. 88
México. Mayo de 2010.
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Las universidades y centros de investigación generan nuevos productos y procesos posibles de comercializarse. hay empresarios interesados en invertir en ciencia y tecnología. El desafio es dejar de ser un país exportador de materias primas y generar productos y tecnología acorde con las necesidades de la nación.

18.5.10

El agua como elemento de seguridad nacional en América


por Gian Carlo Delgado Ramos
Papel de Aguas. Semanario de la Exposición "Agua, ríos y pueblos".
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La denominada “guerra por el agua” radica en el hecho de que su localización y calidad está cambiando debido a crecientes patrones de consumo y contaminación, así como por el cambio climático. Zonas con potencial de conservar o incrementar sus reservas se perfilan como estratégicas y conflictivas, tanto desde la perspectiva de la “geopolítica del agua”, como de potenciales conflictos distributivos e incluso a procesos de desalojo y desposesión.

El concepto de geopolitik fue introducido por Rudolf Kjellen y también elaborado por Friedrich Ratzel en el sentido de integrar la política, la antropología y la geografía. Desde el deber del Estado de “expandirse o morir” de Ratzel, pasando por Karl Haushofer, quien demostró la función de la geopolítica en la concepción de la expansión nazi, hasta el pensamiento de John Mackinder, Alfred Mahan, Nicholas Spykman, Oskar Morgenstern, Edward Teller o Henry Kissinger, la geopolítica ha estado directamente vinculada al pensamiento militar, al poder y en particular a la preservación y expansión de la hegemonía mundial.

La geopolitización del agua alude, estrictamente hablando, al rol estratégico que juega el recurso desde una visión del poder de Estado y de las clases que lo detentan; noción que ha llevado a considerarlo como cuestión de seguridad nacional. Dicha securitización implica la toma de decisiones extraordinarias comparables al caso de una amenaza militar. Se trata de una perspectiva que difiere notablemente de aquella concebida desde la ecología política y que prefiere analizar al recurso como factor de conflictos distributivos, que pueden adquirir la forma de: disputas locales originadas por la degradación del recurso; disputas por el acceso, uso y usufructo del agua resultantes de (in)migraciones y nuevos ordenamientos territoriales o de procesos de acumulación por desposesión, y conflictos entre naciones por recursos compartidos.

Escenarios de disputa
En América se identifican cientos de potenciales conflictos distributivos a nivel local y regional, y dos escenarios mayores de disputa por el agua entre naciones y sus pueblos: 1) el caso del agua compartida con EEUU, tanto canadiense como mexicana, y 2) el del acuífero Guaraní y las cuencas compartidas de los ríos Plata/Paraná/Paraguay-Guaporé, Amazonas/Putumayo y del río Negro-Orinoco.

Las reservas canadienses son las más relevantes de Norteamérica y se localizan a la par del noreste de EEUU, la zona más industrializada y con los mayores consumos de agua. Su rol es tal que en el marco de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, se viene hablando de la posibilidad de exportar agua canadiense, un recurso que no quedó fuera del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que por tanto es mercantilizable en el marco de dicho acuerdo internacional.

Las aguas fronterizas con México (de los ríos Colorado y Bravo), históricamente conflictivas, son relevantes también, no tanto por su cantidad sino por su localización. La cuenca compartida del Bravo es justo una zona que tiene serios problemas de agua. Del lado estadounidense, además de grandes centros urbanos, existen importantes zonas agroindustriales. Del mexicano destaca la fuerte presión que provoca la industria maquiladora.

El escenario norteamericano es tan complejo que existe ya la preocupación por la ausencia de acuerdos entorno al agua subterránea binacional, al tiempo que se vislumbran posicionamientos conflictivos como el de la Agencia Stratford, que precisan: “La debacle fronteriza por el agua puede llevar a descarrilar las relaciones comerciales diplomáticas, dañar el TLCAN y provocar confrontaciones entre los gobiernos locales y los residentes de la zona fronteriza.”

En Sudamérica, el asunto no es menor, pues sólo el Guaraní cuenta con reservas de unos 55.000 km3 en una extensión de 1.190.000 km2 que se extiende a parte de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Es zona de coexistencia de fuertes intereses empresariales y militares estadounidenses, pero también de otros países como los de Medio Oriente, interesados en la compra-exportación-embotellamiento de agua del acuífero. Ahí, como en el caso de México, hay interés en el negocio de la privatización de los servicios de agua y saneamiento, así como del recurso mismo.

Objetivo militar
La securitización en Sudamérica es patente desde los intereses estadounidenses como regionales. La militarización por parte de EEUU por la vía del Comando Sur, sus bases y emplazamientos militares, responde a garantizar su posicionamiento en una zona estratégica, tanto por los recursos hídricos, biológicos y mineros, como por otros factores. En este escenario, no extraña la advertencia del consejero del Pentágono Andrew Marshall sobre la falta de agua potable en el corto plazo y ante la cual EEUU debía prepararse para estar en condiciones de “apropiarse” del líquido, “allí donde estuviese” y cuando “fuese necesario”. Ante ello, se advierte la reacción brasileña de asegurar sus recursos mediante la implementación de un Sistema de Vigilancia de la Amazonía y un Sistema de Protección de la Amazonía como mecanismos de control de sus recursos estratégicos. Lo mismo aplica para Argentina, país que mediante su Plan Ejército Argentino 2025 colocó abiertamente desde 2006 la defensa de los recursos naturales estratégicos como principal hipótesis de guerra.

Por lo anterior, se puede argumentar que la securitización del agua (“el agua como cuestión de seguridad nacional”), logra en el fondo opacar el debate sobre las estructuras sociopolíticas y las relaciones de poder existentes entorno a la degradación ambiental, el acceso, gestión y usufructo desigual de líquido, tanto en términos de las relaciones Norte-Sur como entre ricos y pobres dentro de los propios estados nación del continente. En este contexto, el concepto de seguridad ecológica, en oposición al de “seguridad ambiental” (securitización), adquiere una función explicativa importante si ése es visto como la seguridad de los pueblos y no simplemente del Estado. Y es que mientras la seguridad ambiental del Estado tiende más a la toma de medidas reactivas y por tanto a la búsqueda de una “paz” impuesta mediante la fuerza del Estado (la securitización en su forma típica), la seguridad ecológica alude, como aquí es asumida, a la construcción y operatividad de medidas proactivas, dialogadas, concensuadas y, consecuentemente, socialmente justas. Este último es un esquema, o “un nuevo contrato social del agua” en el que el Estado es sólo un actor más en el proceso de diálogo, un catalizador de medidas proactivas socialmente pactadas.

Ante escenarios que prometen una escasez mayor del agua, y por tanto de escenarios de securitización y de conflictos distributivos de diversa índole, un nuevo contrato social del agua en América parece ser una alternativa necesaria para evitar costos sociales y ambientales innecesarios.


Información difundida por el Centro Nacional de Comunicación Social
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17.5.10

El ecoturismo no siempre es benéfico para las comunidades: investigador de la UNAM


Manuel Espinosa Sainos
La Jornada de Oriente
Cuetzalan. Puebla, Puebla.
17 de mayo de 2010.
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Lejos de fomentar la armonía con el entorno natural y cultural, el ecoturismo propicia una presión sobre los recursos naturales con la llegada masiva de visitantes, destruye los espacios sociales y biológicos y fomenta la folklorización de la cultura, además de que la resta importancia a la colectividad, expuso Gian Carlo Delgado Ramos, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarios en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno de los ponentes del Foro de Consulta para incorporar propuestas ciudadanas al Ordenamiento Ecológico Territorial de Cuetzalan, celebrado el 14 y 15 de abril en esta ciudad.

“Se ha vendido el ecoturismo como una alternativa, incluso buena parte del proyecto de pueblos mágicos tiene que ver con eso. En realidad lo que ha propiciado es un turismo masivo ‘alternativo’ que empieza a hacer presión sobre los recursos naturales y a tener una influencia mayor en los esquemas culturales y tradicionales de las poblaciones. Se trata de vender al turista la oportunidad de tener contacto con la naturaleza, con lo tradicional y con el medio ambiente prístino, pero en realidad, lo que acaba sucediendo es que precisamente ese turismo empieza a destruir esos espacios sociales y biológicos, y resulta ser una gran contradicción”, indicó.

Durante una conferencia magistral en el segundo día del foro, señaló que el ecoturismo de gran escala fomenta grandes obras como la construcción de carreteras y autopistas de cuota, lo que provoca un desplazamiento mayor de turistas hacia ciudades como esta. Ejemplificó los casos de Tulum, en Quintana Roo, donde ya se habla de un aeropuerto, y de Tepoztlán, en Morelos, que de ser un “pueblito” acabó siendo un “parque de diversiones de los citadinos de la ciudad de México”; sin embargo, dejó en claro que no todo proyecto turístico en este tipo de lugares resulta negativo, pero tienen que considerar la preservación de la cultura y tradiciones, así como los ecosistemas y un turismo de menor escala para evitar que en 10 o 15 años esos pueblos se transformen.

A pregunta expresa, en un receso, sobre la construcción de una autopista propuesta por el candidato a gobernador de la coalición Puebla Avanza, Javier López Zavala, durante una reciente visita a esta ciudad, aseveró: “¿por dónde va a pasar la autopista? Ya de por sí los caminos son un problema, porque van fragmentando el ecosistema. Si con eso aumenta el número de visitantes, no solo se trastocan las dinámicas culturales, sino que lo genera más basura, mas residuos y mayor presión en el ecosistema”.

En su turno, Xanat Rojas, de la Coordinadora Regional de Desarrollo con Identidad (Cordesi), coincidió en que “el turismo convencional fomenta la comercialización de la cultura como un mero folclor en tanto a venta de las tradiciones y costumbres”, lo que está provocando la pérdida el patrimonio intangible. El representante de la Red de Turismo Alternativo (Reta) José Andrés García Bazán, propuso para el caso específico de Cuetzalan un estudio de potencial turístico para conocer la cantidad de recursos naturales y culturales y la manera de aprovecharlos de forma racional.

Según datos presentados por el Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), en 1998 Cuetzalan registró una afluencia de 27 mil 790 visitantes, mientras que en la actualidad el número llega a 95 mil 417 por año, pero hay planes del gobierno con los cuales se busca que esa afluencia llegue a los 220 mil turistas, además de aumentar la estadía promedio de 1.66 a 2.2 días.

Entre otras propuestas de ese organismo de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), “lo más urgente es crear el reglamento municipal de turismo, en el cual se regulen los usos del patrimonio tangible natural, cultural y dignificar la cultura local”.

Pero “el problema no es la emisión de un lineamiento, sino que debe haber una prohibición de tajo para que los recursos públicos no se utilicen a favor de las empresas foráneas, ya que hay empresas que usan los recursos públicos en aras de asociarse con grupos locales”, afirmó Leonardo Durán, de la cooperativa Tosepan Titataniske.

En esta misma mesa participó la directora de la Telesecundaria de Tetsijtsilin, María del Coral Morales Espinosa, quien mencionó que uno de los méritos del plantel es haber hecho realidad la participación de los padres de familia en el proceso educativo. Dio a conocer que aunque la participación social se debe llevar a cabo por ley en nuestro país, la realidad es que menos de 10 por ciento de los planteles promueven una educación abierta a la comunidad, donde la educación se nutra de los saberes comunitarios.

Tocó el turno de Ofelia Pastrana Moreno, del Centro de Asesoría y Desarrollo Entre Mujeres, quien propuso “la integración de la perspectiva de la equidad en el ordenamiento territorial”, pues, según explicó, las mujeres aportan más del 80 por ciento del trabajo pero solamente poseen uno por ciento de la riqueza en el mundo, pese a que realizan 21 actividades en un lapso de 15 a 16 horas diarias.

Entre otros participantes destacó la de Ignacio Rivadeneira Pasquel que abordó el tema de pobreza y desarrollo, así como de Urbelinda Ferrofiuro, que habló de la experiencia en ordenamiento territorial del departamento de Santa Cruz, en Comarapa, Bolivia.

13.5.10

LOS AGROCOMBUSTIBLES NO SON ALTERNATIVA PARA FRENAR LA CRISIS ENERGÉTICA


Boletín UNAM-DGCS-292
Ciudad Universitaria.
12:45 hrs. 13 de mayo de 2010
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• Provocan la destrucción masiva de la biodiversidad y zonas forestales e implican contaminación y uso excesivo de agua, dijo François Houtart, de la Universidad Católica de Louvain
• También conllevan consecuencias sociales porque miles de campesinos y comunidades indígenas serían echados de sus tierras

Según la lógica capitalista, una alternativa para enfrentar la crisis energética a nivel mundial es la utilización de los agrocombustibles que se desarrollan bajo el principio de monocultivo; sin embargo, éstos provocan la destrucción masiva de la biodiversidad y grandes extensiones de zonas forestales.

Asimismo, implican contaminación en suelos, ríos, mantos acuíferos o mares debido al manejo de productos químicos como fertilizantes y plaguicidas, y también demandan un alto empleo de agua para el riego de cultivos, aseguró François Houtart, profesor emérito de la Universidad Católica de Louvain, Bélgica.

En el auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, explicó que a partir de la producción de materias primas vegetales se generan combustibles como el etanol, que se obtiene de la caña, trigo o maíz, o bien, el agrodiesel, la producción del aceite extraída de la soya o palma.

La obtención de energía a partir de la agricultura exige la utilización de más recursos naturales para generar la misma cantidad; por tanto, resulta más dañina que la fósil. Sin embargo, se calcula que en 2025 podría cubrir 25 por ciento de la demanda energética global.

El problema, dijo, es que Europa y Estados Unidos no cuentan con las hectáreas suficientes de tierra para realizar el plantío masivo de esos cultivos, lo que implicaría que Asia, África y América Latina transformen centenares de millones de hectáreas de selva y bosque para albergar estas plantaciones.

Por tanto, no resulta una solución real para enfrentar la crisis energética, pues conlleva un desastre ecológico, así como consecuencias sociales, debido a que miles de campesinos y comunidades indígenas serían echados de sus tierras para extender el monocultivo, afirmó.

François Houtart consideró que por muchos años la humanidad creyó que la Tierra era inagotable, pero en la actualidad está constatando que es una falsedad, pues es un hecho que se agotan los recursos naturales.

Por tanto, a nivel mundial se debe modificar el ciclo de producción energética, porque si continúa con el ritmo actual de consumo es probable que en aproximadamente 50 años se acabe el petróleo y por eso resulta recomendable reducir su demanda o buscar nuevas fuentes de energía que la sustituyan.

Al impartir la conferencia magistral "Las múltiples facetas de la crisis y sus soluciones", organizada por Gian Carlo Delgado en el marco de Las Mesas Académicas de la UNAM del evento Agua, ríos y pueblos, mencionó que es necesario que las naciones realicen una gran inversión económica para investigar la situación en dicho sector y obtengan múltiples alternativas que ofrezcan una solución; sin embargo, un gran obstáculo es la reciente crisis financiera que generó deuda y desempleo a nivel mundial.

También señaló que también estamos enfrentando una crisis climática porque se están produciendo más gases de efecto invernadero y se destruyen los pozos de carbón, es decir, lugares naturales —zonas forestales y el océano— que absorben el CO2 (dióxido de carbono) que ayudan a disminuir los efectos negativos. “Anualmente se destruyen 15 millones de hectáreas de selvas”.

Por tanto, las crisis actuales que vive la humanidad nos deben hacer repensar la base de la organización colectiva económica, cultural y política.

“A través de su deslegitimación tenemos que resignificar una crítica radical a la lógica del capitalismo, no sólo porque genera abusos y excesos, sino porque conduce a la destrucción del planeta y al conflicto social”, concluyó el especialista.
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