23.11.06

Las Nanotecnologías: promesas e incertidumbres.


Gian Carlo Delgado Ramos
El Faro. La Luz de la Ciencia.
Universidad Nacional Autónoma de México.
México, 2 de noviembre de 2006.


La nanotecnología refiere a la manipulación de la materia a escala nanométrica, es decir a la mil millonésima de metro. Se trata de una tecnología que más allá de caracterizarse por operar a esas dimensiones (en la que también trabajan otras disciplinas como la química o la física), particularmente alude al diseño, caracterización y producción de nanoestructuras, nanodispositivos y nanosistemas novedosos a partir de ‘controlar’ la forma, el tamaño y las propiedades de la materia a dicha escala con el objeto de su uso en tales o cuales aplicaciones civiles y/o militares.
Las aplicaciones nanotecnológicas pueden por tanto ser tan distintas y con grados de complejidad tan amplios que los especialistas prefieren hablar de “nanotecnologías” para apreciar con mayor precisión tal diversidad de usos. Por ejemplo, los materiales nanoestructurados ya son utilizados en productos de lujo como bolas de tenis, golf o boliche (a modo de reducir el número de giros que dan las mismas); en la fabricación de neumáticos de alto rendimiento (nanopartículas); la fabricación de telas con propiedades anti-manchas o antiarrugas (nanofibras); en cosméticos, fármacos y nuevos tratamientos terapéuticos (nanoestructuras); en filtros/membranas de agua nanoestructurados y ‘remedios’ medioambientales; en la mejora de procesos productivos mediante la introducción de materiales más resistentes o eficientes (tanto industriales como agroindustriales); o en el diseño de nuevos materiales para usos que van desde la electrónica, la aeronáutica y prácticamente toda la industria del transporte, hasta para su uso en armas más sofisticadas y novedosas (explosivos, balística, etcétera); etcétera.
Estas aplicaciones, entre otras, han generado ya una doble atención. Por un lado, se observan los amplios beneficios que posibilitaría la potencial reestructuración, en principio, de todo el entorno material que nos rodea. Y, por el otro lado, se identifican las posibles implicaciones que esa transformación generaría en el medio ambiente y, de ahí, en la salud puesto que estarían presentes novedosas nanoestructuras diseñadas por el ser humano y cuyas características, en su gran mayoría, son todavía desconocidas.
Llamativo resulta el alto grado de incertidumbre sobre los potenciales errores y riesgos de las nano-innovaciones. Y es que, como se sabe, el principio de Heisenberg y el consiguiente debate entre Einstein y Bohr muestran límites relativos sobre lo que se puede medir: que, en principio, varias propiedades de las partículas subatómicas no pueden estar definidas con ‘exactitud’ de modo simultáneo. Por ello, entre otros factores, se puede dilucidar que los potenciales riesgos son más que probables, sobre todo cuando lo que se está manipulando es directamente imperceptible a nuestros sentidos, factor que genera una “desconexión” entre las causas y los efectos del avance de las nanotecnologías tanto en el tiempo como en el espacio.
Entre los riesgos que ya se indican con importantes implicaciones, inclusive de fuerte tinte ético-moral, están: 1) que la promesa de que la nanotecnología reduzca el consumo de energía y materiales no necesariamente se realizará si se toma en cuenta toda la ‘mochila ecológica’ que cuesta la producción, uso y desecho de tales o cuales avances; 2) que las nanoestructuras pueden y seguramente alterarán el organismo humano y el de otras formas de vida con consecuencias impredecibles; 3) que los beneficios del acelerado avance de las nanotecnologías no necesariamente llegarán a la gran mayoría de la población que carece de medios económicos; 4) que las aplicaciones policiaco-militares de la nanotecnología afectarán los derechos humanos al transformar la naturaleza de la guerra, las operaciones clandestinas, así como los operativos de contrainsurgencia; o 5) que el actual avance de la nanotecnología, a la par de la biotecnología, la electroinformática y las ciencias cognitivas, podrían resultar en el mediano-largo plazo, en la transformación de la “naturaleza” humana al alterar el cuerpo y la mente humana, supuestamente hacia algo “mejor” (lo que sea que ello signifique); entre otros.
De cualquier modo, las expectativas se mantiene álgidas, lo que se refleja en un gasto mundial exponencial que pasa de 430 millones de dólares en 1997 a 9.6 millardos de dólares en 2005. Los cálculos sugieren que actualmente EUA se adjudica el 37% del gasto mundial en nanotecnología, Japón el 28% y la Unión Europea el 24%. Contrasta, en cambio, que los recursos para la investigación en potenciales riesgos sean mínimos. En EUA solamente se destinan a ese rubro entre 15 y 40 millones de dólares anuales.
En México, aunque no existe una iniciativa nanotecnológica como tal, el gobierno –entre otros actores nacionales- ha abrazado el paradigma nanotecnológico al celebrar acuerdos de cooperación que en el fondo, lejos de eventualmente beneficiar al grueso de la población, más bien figuran como mecanismos subordinantes de la escasa investigación nanotecnológica nacional a esquemas de IyD del Norte. El estudio y diálogo social interdisciplinario de eventuales peligros y riesgos de las nanotecnologías es escaso, si no es que inexistente, un factor que es de llamar la atención puesto que urge una regulación nacional, no sólo de las contadas investigaciones que se efectúan en el país sino también de los cientos de productos que hacen uso de la nanotecnología y que ya son importados sin consideración alguna.
Con sus inherente fallas, incertidumbres y rangos de ignorancia, la ciencia y la tecnología deberían de servir a incrementar nuestro entendimiento de los fenómenos, a satisfacer necesidades y a resolver problemáticas sociales, siempre partiendo desde la óptica de la vida, no solamente humana y no solamente en el corto plazo. Si la nanotecnología es la respuesta, entonces ¿cuál es la pregunta?


http://www.cic-ctic.unam.mx/pagina_cic/elfaro/index_elfaro.htm

*** El autor es co-fundador y miembro de la Red Latinoamericana de Nanotecnología y Sociedad (ReLANS).

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