3.3.07

Estrategia de Asistencia de País, una estrategia colonial del Banco Mundial: evaluación de 2007.


por Gian Carlo Delgado Ramos
3 de marzo de 2007
http://www.oid-ido.org/IMG/pdf/w3.pdf


En Imperialismo Económico en México (Arena. México, 2005), John Saxe-Fernández y mi persona, discutimos detenidamente cómo es que el Banco Mundial (BM), lejos de ser un organismo “internacional”, más bien funge como un instrumento de clase y por tanto de proyección poder, fundamentalmente de la Pax Americana y sus cambiantes “socios” europeos y japoneses. Los arquitectos del BM (y del Fondo Monetario Internacional - FMI), escriben Joyce y Gabriel Kolko, “...los concibieron no para poner en funcionamiento meros principios desinteresados, sino para reflejar el control de Estados Unidos sobre la masa monetaria -oro- y para impulsar su capacidad de proveer gran parte del capital futuro del sistema monetario. El BM fue diseñado para proporcionar un marco de referencia gubernamental seguro a fin de promover la inversión privada, mucha de la cual sería estadounidense” (en, Delgado y Saxe-Fernández, 2005). El fin de la belle epoque conllevó, después de la Primera Guerra Mundial, el persiste resquebrajamiento de los instrumentos coloniales propios del librecambismo Inglés, imposibilitando el mantenimiento de la política colonial, por lo cual, se elaboraron instrumentos sustitutos (como el FMI-BM) que permitieran mantener la explotación, seguir con la expansión de los mercados y al mismo tiempo, evitar tanto fuese posible otra depresión (Ibid; véase también: Toussaint, 2006). Uno de los mecanismos que sintetizan este esquema colonial son las denominadas Estrategias de Asistencia de País (CAS, por sus siglas en Inglés) que elabora el BM a modo de evaluación de la actuación y progreso del país “anfitrión” en el último periodo de ejecución de los diversos programas del BM y de otros organismos con los que se establece sinergia, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el caso de América Latina. La Estrategia es algo más que un mero “plan de asistencia”: es el anteproyecto que debe seguir el gobierno local en los próximos años o periodo, bajo un protocolo que contiene desde condicionantes, cláusulas de compromiso, “recomendaciones y sugerencias”, hasta simples “observaciones” y “ofrecimientos” de parte de los expertos del Banco. De no cumplir con las “recomendaciones”, el BM advierte que: “...equivocaciones en estas áreas [las recomendadas] desencadenarán un cambio en el programa del BM hacia un escenario ‘desventajoso’ de exposición reducida” (Ibid). Traducción: se condicionarían aún más los préstamos en activo y a futuro y se exigirían los pagos de otros ya vencidos.

Los lineamientos puntuales en materia política son esbozados en las Notas de Política que el BM “ofrece” al país como puente analítico de conexión entre administraciones. Por ejemplo, en el caso de México, es de notarse que “pertinentemente” las CAS no coinciden temporalmente con los periodos del gobierno federal. Ello permite asegurar una transición de los lineamientos del BM en el país entre un gobierno y otro. Una vez consolidada tal transición, la nueva administración recibe del BM las Notas de Política correspondientes y se le prepara una nueva CAS que operaría hasta los primeros dos años de la siguiente administración. En tal sentido, la CAS actual del país abarca hasta el 2008, mientras que las Notas se encuentran en preparación y se espera sean entregadas en algún momento de 2007 o principios de 2008. La nueva CAS se elaborará en 2008 para que entre en operación en 2009 y hasta 2012 cuando entraría nuevamente en operación una CAS de transición. Se trata de lineamientos de tal importancia para la actividad del BM en el país, en efecto a modo de cogobierno, que para las Notas de 2007 se gastarán 157 millones de dólares (mdd) y para la CAS - 2009 la suma asciende a 250 mdd.

En enero del presente se dio a conocer la usual evaluación interna del BM sobre el progreso de la actual CAS 2005-2008 (BM, 8 de enero de 2007). Los avances confirmados por el BM en diversas materias, esclarecen nítidamente la amplia injerencia del BM en la política nacional. Al mismo tiempo, las “sugerencias” para los dos próximos años no dejan de llamar la atención por las repercusiones que eventualmente tendrían, pero también porque develan los rumbos de por donde se podrían esperar los próximos movimientos del gobierno mexicano secuestrado por una bien definida y peculiar oligarquía nacional. Según la mencionada evaluación, “una nueva relación con el Grupo del Banco” ha sido establecida en los últimos años de modo tal que se han ampliado los proyectos y se ha profundizado el “trabajo analítico de asesoría”. Para ello, el BM propone para el futuro próximo un rango de préstamos anuales de entre 800 y 1,700 mdd al año avocados a cuatro “pilares” de acción: 1) reducir la pobreza y la desigualdad; 2) promover la sustentabilidad medioambiental; 3) incrementar la competitividad de México; y fortalecer las instituciones del país (Ibid: 1). Es de advertirse que México se encuentra en un momento particular en su relación con el BM y el BID puesto que el gobierno de Fox pagó, en septiembre de 2006, cerca del 56% de la deuda ante el BM (en particular su división de “reconstrucción” o IBRD) y un porcentaje parecido ante el BID. Ambos pagos sumaron alrededor de 9 mil mdd (Ibid: 8). Con tales pagos significativamente se redujo, en principio, el yugo condicionante del BM y del BID sobre el país. No obstante, en lugar de optarse por desvincular progresivamente al país de los lineamientos políticos de esos “organismos internacionales” -y similares- tal y como lo está haciendo Ecuador (Milenio, 1 de febrero de 2007), el gobierno de Calderón está optando por rápidamente (re)endeudar más al país. Los primeros pasos regresivos han sido categóricos. Por un lado, con los 1,600 mdd que se espera México reciba para 2007 y 2008 de parte del BM, y por el otro lado, con la firma, en febrero de 2007, del memorando de entendimiento con el BID para obtener préstamos por un monto total de hasta 8 mil mdd para la construcción de infraestructura en los próximos 6 años (véase: www.iadb.org) y a los cuales se les sumarían unos 12 mil mdd más de parte de la iniciativa privada. Con ello, el país volvería a aumentar considerablemente la actual deuda que tiene con el BM de 5,734 mdd y con el BID de 5,465 mdd (Ibid: 26). Resulta irónico, aunque previsible, que Calderón declarará entorno a la celebración de la firma del memorando con el BID, que la fortaleza de la economía mexicana se refleja en la capacidad de recibir préstamos de “organismos internacionales”. Difícil fue, para el Sr. Presidente, observar en cambio que ésa radica más bien en la fortaleza del campo y la industria nacional y su capacidad de producción y de satisfacción de por lo menos las necesidades básicas nacionales. La argumentación es similar a la del gobierno de Salinas cuando se asociaba la autosuficiencia y la soberanía alimentaria con la capacidad de compra en el exterior, en lugar de hacerlo con la capacidad de producción interna. El caso de la apertura a ultranza del agro mexicano (proceso que arrancaría bien “aceitado” con dos préstamos del BM: AGSAL I y II), la liberación del maíz y la reciente debacle alrededor del precio de la tortilla, son hechos que demuestran lo totalmente erróneo y peligroso del asunto. Tan es así esto que Humberto López, funcionario del BM para América Latina, señalaba recientemente a propósito de un ejercicio de evaluación retrospectiva de las políticas de ajuste estructural promovidas por el BM en América Latina que, si bien efectivamente “se les había pasado la mano”, no obstante era “injusto convertir a la institución financiera en el chivo expiatorio de la pobreza” (González, 6 de febrero de 2007).


Texto completo en: www.oid-ido.org/IMG/pdf/w3.pdf

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