24.2.12

El extractivismo y el liberalismo no nos sacarán del hueco


por: Yasmín S. Portales Machado
21 Feria Internacional del Libro de La Habana
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Hay sol y aire seco en las calles de La Cabaña, después de la penumbra y el fresco de la sala Nicolás Guillén –donde transcurre el Encuentro de Editores y Traductores Literarios–, el brillante colorido de los patios llenos de estudiantes y gente escapadas del trabajo me deslumbra. Apenas faltan tres minutos para que comience la presentación en la Sala José Antonio Portuondo y apuro el paso, ¿alcanzaré asiento?

Es que me dirijo a una de esas citas donde el público está garantizado, pues Ruth Casa Editorial tuvo la perspicacia de programar Imperialismo tecnológico y desarrollo en América Latina, del joven Gian Carlo Delgado Ramos –apenas conocido en Cuba–, junto a Reflexiones sobre la crisis actual y Notas sobre la economía cubana, dos libros del famoso José Luis Rodríguez García, quien fuera ministro de Economía de Cuba en los difíciles años de 1993 al 95 y vicepresidente del Consejo de Ministros y miembro del Consejo de Estado entre 1995 y 2005. Por si fuera poco, el presentador anunciado es Osvaldo Martínez Martínez, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular y director del Centro de Estudios de la Economía Mundial, figura muy conocida por sus intervenciones en el programa Mesa Redonda de la televisión cubana.

Llego justo a tiempo: entro en la sala detrás de Francois Houtart, cuyo prestigio –no es poca cosa ser un sacerdote marxista y fundar el Centro Tricontinental– e imponente físico son la combinación perfecta para abrir paso entre la multitud. Sentada a su lado, ordeno las notas.

Los tres libros son fruto de coediciones que realizó Ruth Casa Editorial con entidades cubanas. Imperialismo tecnológico y desarrollo en América Latina y Reflexiones sobre la crisis actual tuvieron la contraparte de la Editorial Nuevo Milenio, Notas sobre la economía cubana –este libro circula desde agosto de 2011– fue asumido por el Instituto de Investigaciones Culturales Juan Marinello.

La primera persona en intervenir es Carlos Tablada, director de Ruth Csa Editorial y famoso por derecho propio. No porque tenga un Doctorado en Economía –mucha gente saca el Doctorado en Economía y no pasa nada–, sino porque ganó el Premio “Casa de las Américas” 1987 con El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara –todo unbestseller que ya lleva treinta y dos ediciones en trece países y nueve traducciones. Sus palabras introducen a los integrantes de la mesa, así que transcribo lo que descubro del desconocido:

Gian Carlo Delgado Ramos (México, 1978) obtuvo la Licenciatura en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Doctorado en Economía Ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona. En la actualidad es investigador del programa “El Mundo en el Siglo XXI” del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM e integrante del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional en Ciencia y Tecnología (CONACYT) de México.

Luego el turno corresponde a Osvaldo Martínez, que se apresura a aclarar que es para él extraña la circunstancia de presentar tres libros de dos autores que apenas se conocen, pero que coinciden en muchas de sus ideas. Asiento, pues en verdad es inusual en las dinámicas del libro cubano.

Imperialismo tecnológico y desarrollo en América Latina –comienza– es un libro singular. Somos constantemente bombardeados con opiniones sobre el tema que aborda, pero por propagandas tecnologisistas que promueven el fetichismo frente a una espiral tecnológico y consumista. En cambio, Gian Carlo Delgado busca desmontar esa lógica fetichista y revela cómo es parte de una gran estructura de dominación capitalista, que incluye elementos como la transferencia de tecnologías y el destino de los financiamientos para el I+D de universidades e institutos de investigación.

No es un libro antitecnológico –y la aclaración me tranquiliza, de eso tenemos bastante con ¿Hacia dónde va la tecnología?–, sino crítico de los modelos hegemónicos de desarrollo que se promueven todavía hoy para América Latina. Temas de extrema importancia como extractivismo, maquilas y dependencia tecnológica son expuestos con cuidado y amplitud, de modo que ayudarán al debate. En especial, hay una aparte para el análisis realista de las limitaciones que enfrentan los gobiernos progresistas del Tercer Mundo para liberarse de estas redes de dominación, aun cuando cuenten con voluntad política genuina y apoyo popular. Por todo eso su aparición en Cuba ilumina un tema en el que tenemos gran déficit de información.

La intervención de Gian Carlo Delgado se concentró a exponer la razón general que le motivó a escribir este estudio: Imperialismo tecnológico y desarrollo en América Latinanace de constatar que en muchas regiones de América Latina no se cuestiona el concepto de “desarrollo”, solo se le entiende como crecimiento económico, lo que reproduce los problemas estructurales de siempre. Si bien es importante el progreso científico y tecnológico el bienestar de los pueblos no puede garantizarse solo sobre la base de esos factores: son clave también los económicos, políticos, sociales, ambientales, culturales e incluso éticos.

Por supuesto, la derecha política sigue apoyando el modelo tradicional de desarrollo, no propone modos de salir del Extractivismo. Las materias primas que exporta América Latina se han depreciado hasta un 25% en el último siglo, por lo que exportamos más para compensar, pero ya es evidente que esos recursos están al límite. Es un modelo sin salida.

Aclaró que esa es la razón para exponer por separado los casos de Cuba y Venezuela: con la primera se desmonta el mito de que un país sin recursos naturales (y limitados recursos económicos) no puede desarrollar productos de alta tecnología, la industria farmacéutica cubana es reconocida en Europa; con Venezuela se desmiente la idea de que poseer abundantes recursos energéticos garantiza el éxito. No obstante, la apuesta de cambio del gobierno bolivariano está aún por verse, y en su caso, dar frutos.

En su segundo turno al habla, Osvaldo Martínez expuso con igual brevedad los valores de Reflexiones sobre la crisis actual y Notas sobre la economía cubana.

Todo libro de José Luis Rodríguez se espera con interés –afirmó como preludio–, pues el autor combina la exigente formación científica (en 1978 obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Económicas) con la experiencia práctica de diseñar políticas económicas entre los años 1993 y 2005.

Reflexiones sobre la crisis y la economía internacional actuales una reunión de ensayos donde se exponen ángulos poco tratados sobre las muchas caras de la crisis económica mundial: “La crisis global: sus orígenes y desafíos” aborda las acusas teóricas, profundas del estallido de 2007, sus consecuencias principales y los intentos de solución. Le sigue “El impacto de la crisis en Rusia, Europa Oriental y el espacio postsoviético”, se concentra en uno de los mayores impactos de la caída del Muro de Berlín, el desastre económico de los antiguos miembros del CAME, algo sobre lo cual no se discute nunca en Cuba. El tercero es “Nuevos actores en la economía internacional: los BRICs” y examina la dinámica de ese grupo de países emergentes –Brasil, Rusia, India y China–, haciendo especial énfasis en la validez de sus modelos de desarrollo, así como las perspectivas en los próximos años. Cierra el volumen un análisis de la relación entre Planificación y Mercado, con el estudio de caso de la experiencia en Europa Oriental como ejemplo de las tensiones que implica tal disyuntiva.

Notas sobre la economía cubana revela claramente la experiencia personal del autor en el manejo de la economía cubana en los años del Periodo Espacial. Ese periodo fue una epopeya que tuvo como protagonista al pueblo cubano, y este libro es testimonio de uno de los frentes más complejos en Cuba durante la novena década del siglo XX. Los tres ensayos que reúne reflexionan acerca de la política económica aplicada en Cuba entre 1959 y 2009, los modelos de planificación seguidos en el país, y, por último, las relaciones económicas de nuestro país con la Unión Soviética (1959-1991) y Rusia (1991-2010). Aunque los tres materiales están avalados por fuentes amplias y actualizadas, este aporte está lejos de agotar el tema, que pertenece tanto a los economistas como a los historiadores.

La última persona en intervenir fue José Luis Rodríguez, y se limitó a hacer algunas precisiones sobre el material expuesto.

Reflexiones sobre la crisis y la economía internacional actual
 trata de explicar la crisis desde ángulos que son poco tratados en los debates mundiales y en los análisis desde Cuba. El énfasis en el destino de los países ex–soviéticos se debe a que para él es evidente la hipocresía de los organismos económicos internacionales, que ocultan deliberadamente el nivel de deterioro de esas naciones –Letonia, por ejemplo, tiene el 25% de su población en la migración y un 14% de desempleo. Una debacle económica y social que, en su opinión, supera con mucho todas las faltas del llamado “socialismo real”. Sin embargo, las noticias de Cuba se concentran en Grecia y España, lo que dictan los medios globales.

El otro tema de estudio de ese libro es el aparente éxito de los BRIC, en su texto Rodríguez se une a los numerosos críticos que cuestionan la ejemplaridad de ese proyecto para el resto del Tercer Mundo. Se ha dicho que los BRIC superarán al Primer Mundo con sus índices para el 2050, pero el camino de esos países al desarrollo no es transitable –afirmó el economista. Hasta ahora solo intentan reproducir el modelo de consumo occidental lo cual implica exceder la capacidad de la economía global y del ambiente para sostenerlo.

Respecto a sus Notas sobre la economía cubana, explicó que su objetivo fue establecer una panorámica de la economía cubana revolucionara (1959-2009) con sus logros y errores, así como por qué es necesaria la reforma económica a partir de todo lo que ocurrió antes. Hay un discurso que se generaliza de a poco entre personas de derecha e izquierda, el cual pretende hacer tabla rasa con la experiencia económica del “socialismo real” durante el siglo XX y debemos enfrentarnos a esa idea. No todo lo hecho en Europa Oriental y en Cuba fue erróneo, aseguró, sin conciencia de ello no podremos seguir adelante.

La misma voluntad de desmitificación le motivó al abordaje de las relaciones entre La Habana y Moscú por medio siglo: ni fuimos un satélite que se beneficiaba unilateralmente de los subsidios soviéticos entre 1960 y 1990, ni nuestras relaciones con Rusia pueden estar basadas en las mismas lógicas a partir de 1991. Ambas cosas están demostradas con cifras y documentos.

Al terminar el encuentro, comprendí que la reunión de estos tres libros no se debió solo al interés de aprovechar la bien merecida fama de José Luis Rodríguez y Osvaldo Martínez. Hay entre Imperialismo tecnológico y desarrollo en América Latina,Reflexiones sobre la crisis actual y Notas sobre la economía cubana un hilo conductor: la crítica a los modelos hegemónicos de la economía global, especialmente los que se proponen desde el norte desarrollado para que el sur salga del subdesarrollo y que, cosa rara, en más de un siglo no nos terminaron con la deuda, la dependencia y el hambre.

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